INNOVACIÓN EN UN ESCENARIO POST-COVID19 | article | miércoles, 24 de noviembre de 2021

MÁS HUMANOS QUE NUNCA

‘¿Qué hay entre nosotros?’ es la pregunta que desde el 2 de octubre de 2021 interpela a los transeúntes que pasan por la plaza frente al Centre Pompidou de París. La frase -materializada en una enorme instalación en neón de 43 mts. por 3 mts. sobre la fachada del museo- es obra de Tim Etchells. El artista lanza la aguda pregunta sobre qué compartimos, qué nos une y qué nos separa; un cuestionamiento dirigido a amigos, amantes, vecinos, colegas y ciudadanos. El aislamiento obligatorio impuesto durante la crisis sanitaria causada por el Covid-19, ha provocado una marea de reflexiones sobre la condición social del ser humano. En particular, sobre los factores que contribuyen al bienestar personal, con especial atención en la influencia que tienen las relaciones que establecemos cara a cara con la familia, amigos y desconocidos. La evidencia de que necesitamos a los otros, aún en una sociedad que premia el individualismo, es uno de los datos que perdurarán en el escenario post-pandemia. 

 

 

Pasado el momento más crítico, con los procesos de vacunación avanzados y la reducción de las limitaciones de reunión y desplazamiento, las personas han decidido retomar el encuentro físico para socializar, a la vez que reducir los encuentros virtuales que se temía iban a dominar la escena. El deseo primario del ser humano de sentirse integrado a una comunidad palpable prevalece. Pero los individuos son conscientes de que actúan en un contexto de riesgos latentes, hay un cambio en el qué se comparte, con quién y de qué modo. La Bienal de Arquitectura de Venecia 2021, curada por Hashim Sarkis, propuso la temática ‘¿Cómo viviremos juntos?’. El pabellón nórdico presentó la exposición What We Share: A Model for Co-living basado en la pregunta ‘¿Qué estás dispuesto a compartir con los demás?’ para lo cual el estudio Helen & Hard, invitó a un grupo de personas a trabajar con los arquitectos y desarrollar un proyecto de covivienda con una serie de funciones compartidas. Se preguntó a todos los residentes cuánto estaban dispuestos a compartir con sus vecinos. La instalación muestra cómo la colaboración y el diseño espacial pueden crear una comunidad y un entorno de vida sostenible.

 

 

La socióloga Rebecca G. Adams, de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, afirma en una nota en el New York Times (27/03/2021) que la pandemia “ha cambiado la forma en que interactuamos, dejamos de explorar, a menudo limitando nuestros raros encuentros a pequeños grupos de íntimos de confianza. No obtuvimos otros nuevos. No estamos recogiendo nuevos amigos casuales. No sabemos cuál será el efecto duradero de estos trastornos sociales”. Luego de un período donde se priorizaron los lazos primarios -familia y amigos del círculo próximo- comienza el momento de volver a diversificar los contactos cotidianos que aportan al bienestar personal. La firma Unemori Architects, diseñó el Kitakami Children Health & Support Center, en Japón, cuyo espacio central tiene suelos y techos ondulados, puentes hechos con redes, ventanas circulares transparentes y juegos didácticos, para hacer más divertida la visita médica de los niños. Trascendiendo la tipología de construcción de un centro de cuidado infantil, se instalaron varias áreas de asientos con diferentes texturas y alturas como un punto de encuentro público en el vestíbulo para fomentar la conversación entre las diversas familias.

 

 

La pandemia ha develado la importancia de construir redes de contención próximas para mejorar la calidad de vida y responder de forma colectiva a futuras crisis. En un artículo publicado en The Atlantic (27/01/2021), Amanda Mull utiliza el término ‘lazo débil’ -acuñado por el sociólogo de la Universidad de Stanford, Mark Granovetter, en la década de 1970- para describir a aquellas personas conocidas que no alcanzan la categoría de amigos pero que llegan a formar un circulo amigable en el día a día. Desde las personas con las que se comparte el metro cada mañana y se intercambia un saludo, hasta el barista que conoce qué café bebemos y lo prepara antes de que lo pidamos. Son personas que nos reconocen y a quienes reconocemos, que hacen que no sintamos que estamos en un ambiente hostil sino familiar, que afirman nuestra humanidad. Restaurar ese sentido de pertenencia se hace prioritario para dejar detrás la sensación de extrañamiento social que se vivió en los últimos 18 meses. Sara Ricciardi, especializada en diseño relacional, presentó durante la Milan Design Week 2021, la performance itinerante ‘Urban Trader's Revolution’, inspirada en la figura del vendedor ambulante que celebra la vida en la calle, el contacto físico, la relación entre personas y entre éstas y el espacio. Un carro conducido por los artistas transformistas Karma B, deambuló por el distrito 5vie, con música e historias, como una antigua tienda de baratijas y curiosidades en las que redescubrir importantes relaciones urbanas. Dice Ricciardi, ‘¡Celebremos la diversidad de nuestras expresiones!’. La performance es una propuesta de volver a encontrarse en la ciudad luego de un período donde se nos ha privado del contacto físico.

 

 

La escena de una vida confinada y solitaria, con la vista en el teléfono las 24 hs. del día durante el 2020, actuó como la materialización de una distopía anunciada desde hace tiempo por el avance de determinados hábitos tecnológicos. Si bien las circunstancias fueron excepcionales, para muchas personas esa escena significó un llamado de atención. Un estudio realizado por Recommerce en 2021, halló que el 40% de los franceses de menos de 18 años afirman que no pueden separarse de su teléfono más de 5 minutos, lo cual marca un crecimiento en los niveles de ansiedad. Por el contrario, el 43% de las personas de 35 a 54 años y el 65% de las mayores de 55 afirman poder cortar el uso del celular sin demasiados problemas. Estos datos moldean los procesos de socialización actuales y limitan los vínculos intergeneracionales.

Las estrategias que permiten a la gente volver a relacionarse analógicamente con los otros de una manera lúdica, son cada vez más necesarias. El diseñador y artista musical japonés Yuri Suzuki, ha creado ‘Sonic Bloom’, una instalación pública, interactiva y multisensorial, que explora la naturaleza de la comunicación a través del sonido e invita a los londinenses a reconectarse con otras personas e interactuar con su entorno, luego de un año de aislamiento. Ubicada en los jardines de Brown Hart, la instalación está compuesta por una gran escultura colorida que remite a una flor que se despliega en múltiples tallos, en cuyos extremos se forman cuernos que sirven para captar y emitir sonido. El sistema amplifica los sonidos absorbidos del entorno y transporta las voces de las personas a través de sus tallos. Los participantes pueden escuchar por un lado y hablar por el otro, al mismo tiempo que respetan el distanciamiento social. ‘Nuestro objetivo es fomentar las conexiones con amigos y extraños creando momentos audibles fortuitos que creen un sentido de comunidad, un terreno creativo compartido y sociabilidad’, afirma Suzuki.

 

 

El desafío será reconstruir la cohesión y convivencia dentro de sociedades diversas, para garantizar el bienestar colectivo. Esta es una tarea compleja que demanda acciones de todos los actores sociales y económicos. Un estudio del Pew Research Center, realizado en 17 países con economías avanzadas, halló que una amplia mayoría afirma que tener personas de diferentes orígenes mejora su sociedad. En países como Singapur, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Taiwán, ocho de cada diez personas ven la diversidad de manera positiva. Esto representa un significativo avance respecto al mismo estudio realizado 4 años atrás. Sin embargo, la mayoría de la gente dice que la discriminación racial o étnica es un problema en su sociedad. En países como Italia, Francia, Suecia, Estados Unidos y Alemania las tres cuartas partes o más de los encuestados afirman que esta es una problemática seria. La mitad de los encuestados reconoce a su sociedad como un ámbito con conflictos entre personas de diferentes grupos raciales o étnicos. Aún así, en la mayoría de las sociedades las divisiones raciales y étnicas no se consideran la división más destacada, los encuestados señalan que los conflictos entre personas que apoyan a diferentes partidos políticos son más relevantes (Pew Research Center, 2021).

Establecer lazos sociales en contextos de profunda desigualdad económica exigirá tener en cuenta elementos contextuales para definir las propuestas. “El elitismo apesta (Elitism Sucks)” se leía en grandes afiches por las calles de Londres en la primavera del 2021, una acción del grupo D.N.A. que recoge el malestar por los privilegios exacerbados por la pandemia. En ese mismo período - junio 2021- se inauguró la ‘Sky Pool’, una piscina de lujo de 25 metros construida en acrílico transparente y suspendida a 10 pisos sobre el suelo entre los dos bloques de edificios restaurados de Embassy Gardens, en Nine Elms, que se convirtió en un símbolo visible de la desigualdad en la vivienda en la capital inglesa. Embassy Gardens, es un complejo departamentos donde hay torres con unidades de uso social y otras con departamentos privados. Solos los residentes privados tienen acceso a la piscina y otras comodidades. Vauxhall, Nine Elms y Battersea, son aún partes desfavorecidas con gran proporción de viviendas públicas y pobreza, en medio de zonas gentrificadas por el boom inmobiliario. Esto provocó un gran debate sobre si la piscina representaba otro modo obsceno de mostrar la riqueza frente a un entorno desigual y cómo afectaba la integración de la comunidad local. 

En el escenario post-pandemia el universo barrial se valoriza y adquiere nuevas funcionalidades para alentar el encuentro entre vecinos. En Suecia, los habitantes de las ciudades tienen la oportunidad de ayudar a rediseñar los espacios urbanos próximos a sus casas. Sitios de estacionamiento en las calles están siendo reemplazados por mesas, bancos y plantas para uso común, a través de módulos de muebles prefabricados. Todo es parte de un plan del gobierno para ayudar a las personas a mejorar el entorno inmediato alrededor de sus hogares. Los módulos, diseñados por Lundberg Design, se pueden configurar para proporcionar lugares donde sentarse y comer, jardines urbanos, áreas de juego, gimnasios al aire libre, almacenamiento de bicicletas y puntos de carga de scooters eléctricos.

 

 

Los espacios deberán convertirse en verdaderos escenarios donde sea posible establecer múltiples conexiones sociales con diferentes grados de profundidad. Los lazos con los otros serán cada vez más necesarios a medida que continúe el incremento del porcentaje de personas que viven solas. Un análisis de 2021 del Pew Research Center sobre datos censales, encontró que en 2019 aproximadamente cuatro de cada diez adultos de 25 a 54 años (38%) no tenían pareja, es decir, ni estaban casados ​​ni vivían con una pareja, un aumento del 9% respecto de 1990, cuando la proporción era del 29%. El aumento del sentimiento de soledad se ha extendido en diversas sociedades de manera transgeneracional. El estudio realizado por The GenWell Project y la Universidad de Victoria en Canadá, halló que el 60 % de los participantes informaron sentirse solos muchas veces a la semana, casi la mitad (46 %) dijeron sentirse solos todos los días. La tasa de soledad en todas las generaciones está por encima del 45 %, sin embargo, los más jóvenes y los más viejos son quienes padecen aún más: la generación nacida entre 1997 y 2015 reportan las tasas más altas de soledad con un 66 %; los nacidos entre 1925 y 1945 reportan una tasa de soledad del 56 % (The GenWell Project, 2021). En Australia, el informe Talking Loneliness de Telstra, encontró que una de cada dos personas nacidas entre 1997 y 2015 (54%) y entre 1981 y 1996 (51%) informaron que se sienten solos con regularidad, una cifra mucho más alta que la de otras generaciones. Ello podría reflejar lo difícil que han sido los últimos meses de pandemia y confinamiento, sin embargo, el resurgimiento en la vida pública podría exacerbar el problema ya que las personas pueden ser más conscientes de lo solas que se sienten (Telstra, 2021).

Los espacios privados también podrían cambiar su naturaleza para potenciar la socialización. En los Países Bajos, donde hay 1,3 millones de personas con más de 75 años, el gobierno lanzó la campaña ‘One Against Loneliness’ para disminuir el sentimiento de soledad entre la población más envejecida, apostando a una alianza de actores públicos y privados. La cadena de supermercados Jumbo, se sumó a través de su proyecto de “cajas registradoras parlanchinas”. A diferencia de las regulares, estas cajas especiales llamadas ‘Kletskassa’ estarán dirigidas a personas mayores y propiciarán el diálogo entre el cliente y el cajero. La experiencia se expandirá a 200 tiendas durante los próximos meses.

 

 

Pensar en establecer lazos que trasciendan la comunidad próxima también es una necesidad. Con el aumento de corrientes nacionalistas en diferentes países, es importante crear estrategias que alienten el contacto con personas más allá de las fronteras. “Portal” es una experiencia de arte público que conecta las ciudades de Vilnius, Lituania y Lublin, Polonia, a través de una transmisión de video en tiempo real. La instalación es una puerta circular enorme con un dispositivo de videoconferencia, una cámara y una pantalla, a través de las cuales las personas de las dos ciudades pueden interactuar visualmente. No son pocos los casos en que las personas se sientan a almorzar frente al portal para compartir el momento con desconocidos del otro lado, comunicándose a través de gestos. El propósito de la Benediktas Gylys Foundation, creadora de la idea junto con la Universidad Técnica de Vilnius, es hacer que la gente reconsidere el sentido de unidad y refuerce su empatía, al establecer un puente digital entre dos lugares lejanos. Otros portales se instalarán en diferentes ciudades en los próximos años.

 

 

Una porción importante de personas elegirá continuar con tareas remotas para reforzar un estilo de vida más flexible que podría desenvolverse en varias ciudades durante el año. Para estos nuevos nómades digitales será un desafío establecer vínculos cara a cara durante sus rutinas cambiantes. El mundo de la hospitalidad está en plan de innovar, como consecuencia de los cambios en las dinámicas laborales post-pandemia. El grupo Accor, quiere transformar su oferta de alojamiento en una plataforma Flex Office (oficina flexible), que permita brindar espacios de trabajo alrededor del mundo, con todas las comodidades y tecnologías necesarias para que los viajeros puedan hacer trabajo remoto, pero cambiando de locación. El objetivo es integrar también espacios locales como departamentos, bares y museos para brindar una experiencia auténtica en cada ciudad y alimentar los lazos entre los viajeros nómades y las personas locales.

Abrir espacios antes vedados al público para crear nuevos escenarios de socialización también jugará un rol importante en el futuro. El artista Doug Aitken diseñó Green Lens, una obra de arte ‘viva’ compuesta de plantas y láminas de aluminio para el desfile de moda masculina primavera verano 2021, de Saint Laurent, en Venecia. Emplazado en la isla veneciana de Certosa, el pabellón caleidoscópico de 10 puntas estaba cubierto de una exuberante vegetación, resultado de un puntilloso diseño botánico, que creaba reflejos infinitos sobre el material reflectante y borraba los límites entre el adentro y el afuera. La música, compuesta por sonidos de la naturaleza grabados en la isla, completaba la experiencia. Concebida como una obra inclusiva, luego del desfile la instalación permaneció abierta hasta finales de julio, para el público en general.

 

 

El encierro durante los momentos más álgidos de la pandemia, desnudó las tensiones y fragilidades de ciertas construcciones sociales y puso en evidencia algunas dinámicas tóxicas que median, por ejemplo, la vida familiar. Productos y servicios que ayuden a generar experiencias emocionales más saludables, dentro de los hogares, serán bienvenidas. Durante la Milan Design Week 2021, Aran Cucine, presentó su mueble de cocina "Oasi" creado en colaboración con Stefano Boeri Architetti. Diseñado para aunar el bienestar, la sostenibilidad y la convivencia, Oasi, es una unidad independiente que contiene todo lo necesario para una experiencia gastronómica satisfactoria: armarios para almacenamiento, electrodomésticos para cocinar y lavar, e incluso una mesa extensible para comer. Sin embargo, la característica principal del mueble es el árbol que se encuentra en su centro. Un sistema de riego está integrado en la unidad de cocina multifuncional, así como un área dedicada al compost para ayudar a fertilizar la planta. Según la marca, el árbol será un lugar para reunirse y crecer, ya que sus ramas acompañarán el dinamismo del hogar.

 

 

Luego de un período de crisis donde las personas han experimentado temores profundos a enfermar, morir y/o quedar aislados, emerge la demanda de construir redes de soporte y contención emocional que ayuden a sobrellevar el sentimiento de fragilidad y brinden seguridad dentro de un contexto incierto. Los individuos han comprendido que sus vínculos sociales y el compartir cara a cara con los otros cumplen un papel fundamental en el bienestar personal. Los productos, servicios y experiencias que se transformen en medios para ayudar a conectar y profundizar las relaciones entre las personas, empatizarán con ese deseo colectivo. Las marcas deben comprender que hoy el ser humano es más humano que nunca.